Resistencias: Repulsión y Queen Of Earth
Siendo dos relatos totalmente diferentes, Queen Of Earth, explora la intimidad y Repulsion, la locura (aunque esto último para mí se desbarata al analizarla) sus directores decidieron escribir con los mismos gestos el malestar que encierran sus protagonistas a través de una sintomalogía latente en las imágenes. No se trata de poner una imagen junto a la otra buscando las siete semejanzas. Lo que pretendo al situar una imagen junto a otra es ver cómo el gesto que viene de lejos, más lejos que el propio cine, persiste. Podrían ser vistas como una misma imagen pero nunca por lo que se ve, sino por lo ocultan.
En Repulsion, Polanski le otorgaba al espectador el lugar del voyeur, nunca se podrá aprehender a Carol ni su belleza. Polanski la mostrará a la altura de los zapatos o en la oscuridad, la belleza de Carol permanece en la pantalla segundos, con intermitencia. Los primeros planos de ella son cortos, como pequeñas ráfagas. Su belleza de hecho se irá descomponiendo como su propia mente y será vista fragmentada y deformada, en los espejos y en las superficies de metal o los escaparates. Ellos son los primeros testigos del descenso a los abismos. En Repulsion el juego con la luz y la oscuridad estarán al servicio de un deseo jamás consumado.
Es contra ese deseo de los hombres de poseer a Carol, contra lo que ella se acaba rebelando. Si pensamos en Repulsión, el cuerpo de la protagonista está siendo agredido todo el tiempo: agarrado, besado, tocado, celebrado… igual sucede en su casa: su espacio íntimo es invadido por otro hombre, el novio de su hermana.
El protagonista masculino que la corteja, pese al evidente desdén e indiferencia que ella muestra, acabará derribando la puerta (el límite que la protegía). “-lo siento no sé qué me pasa, solo quiero estar contigo, todo el tiempo-“.
En esta escena Polanski cambia el punto de vista, convirtiendo a todo él que mira la escena en el hombre agresor que es golpeado hasta la muerte. Parece apropiado ahora recordar la anécdota en la que Carol con su compañera de trabajo hablaba de la película de La quimera del oro de Chaplin, donde unos hombres hambrientos querían comerse a otros porque los veían como pollos: ¿es vista Carol por ser mujer como un objeto a ser devorado? Carol va por la calle y es agredida por los obreros verbalmente, en el paso siguiente el suelo se rajará dando lugar a la aparición de la primera grieta. Sucederá lo mismo en su casa cuando un objeto masculino, que no debía estar ahí, haga acto de presencia en el baño. Su espacio privado también ha sido violado.
Las agresiones que Carol sufre emergen tanto en el espacio social como en el privado, no olvidemos que las casas en Polanski son casi siempre una prolongación de los protagonistas que las pueblan. Los gemidos de su hermana de noche serían también una invasión-agresión sonora.
Carol agredida en todos los frentes parece tener como única vía posible la “locura”, a través de la cual se estaría sublevando.
Mata al hombre que la desea vestida de manera virginal y también asesinará a su casero, después de que este haya pervertido su cuerpo-casa. Años más tarde, en 23 quai du Commerce, 1080 en Bruselas un acto parecido tendrá lugar.
En The Queen of Earth no hay esa pulsión escopica, el título ya no se escribe sobre el ojo, se escribe sobre el rostro, soy ella, viéndome desde fuera como en un espejo. Soy la una y la otra. Hiriéndonos y protegiéndonos ¿no estaria emergiendo aquí cierta forma de comportamiento brutal femenino? Alex Ross Perry enfoca a Catherine con calma, deja el plano fijo, nos permite ver, pues lo sexual, ya no forma parte de esta ecuación. Si en Repulsion, en los años sesenta ese asco era algo aún sin nombre, la llamada “histérica” “esa loca” que siente manos que la tocan y la violan. Ser mujer, un dolor sin rostro, un miedo desconocido. En The Queen of Earth, los que tocan y los que agreden son los otros, cualquier otro, incluso el más próximo, el más íntimo, ese que nos conoce bien es el que más resquebraja nuestras emociones. Desde la mirada y desde la palabra.
Si en Repulsión todo acababa siendo somatizado, en el cuerpo, en la casa, en la mente (convertidas en una misma cosa), en Queen of Earth, ese malestar se desplaza hacia las reuniones sociales, las fiestas, los encuentros… en definitiva al contacto del otro, o en ese otro que sé es cuando se mira al que se tiene al lado.
Las agresiones ya no son algo que únicamente provengan desde los hombres (aunque existan numerosas escenas donde los hombres invaden el espacio físico, la casa, o determinadas rutinas que solo eran compartidas por las amigas), las invasiones son verbales y protagonizadas por su “otra”. La primera escena que abre la película es un plano largo casi ininterrumpido sobre el rostro maquillado de Catherine (casi parece un payaso triste y patético). Sobre su rostro contraído se escribirá el título.
Devastadora esa imagen en la que el maquillaje va desprendiendose poco a poco y deja al descubierto una fragilidad que irá resquebrajándose como lo hiciera la cordura de Carol.
En Repulsion la femineidad de Carol era protegida precisamente por subvertirla. Lo hace al negarse a los deseos de ese que la ama, al matarlo en última instancia, planchando sin estar enchufada la plancha, o al dejar que la comida se pudra (no es propio de mujeres desatender la casa).
También en el ámbito social, Carol manchará los espacios en los que se mueve, la sangre que hace brotar de las manos de la clienta en el salón de belleza, lugar en el que trabaja, o el pollo que lleva en el bolso. En Queen of Earth las agresiones más dolorosas vendrán casi continuamente de su amiga íntima, esa ante la cual Catherine se verá obligada a crear otra máscara, la de la locura. Virginia que la acoge tras su ruptura con su novio, atenta continuamente contra Catherine, y verbalmente siempre la lleva al límite. Llega incluso a espiarla y a hurgar entre sus cosas. En la pared de la casa en la que conviven hay una lámina con un torso de mujer esbozado, es una mujer sin ojos, sin rasgos, algo así parece que se desea de la protagonista. Acaba de sufrir una ruptura y hace poco que perdió a su padre.
El exceso de emociones es la respuesta de Catherine ante una sociedad que demanda exactamente lo contrario, por doler le duele hasta la cara. “-What are you doing here?- Remaining!”
Más que el descenso a la locura, Queen of Earth muestra cómo se construye y se pierde la intimidad entre dos mujeres tan cercanas como Virginia y Catherine. Se conocen tanto que aterra. Bien por celos, bien por competir, ninguna de las dos soporta nunca al amante de la otra. La introducción de un tercero, o un cuarto, en ese círculo de confianza, es siempre un motivo de conflicto. Hay incluso un instante donde a Catherine le cierran la puerta en las narices mientras Virginia se rie con su acompañante. Ambas se profesan amor con tanta facilidad como se humillan, se apoyan y se debilitan.
Me niego a ver a Carol como una histérica o una loca. La veo como un arquetipo de mujer actual que, acorralada y agredida desde niña, salvaguarda su ser de los hombres. De la misma forma que observo en Queen Of Earth y en el personaje de Catherine la resistencia de un relato que abordando lo inestable permite que su protagonista se vista la máscara de la locura para resistir. Queen of Earth, igual que lo fue Repulsion, es una película muy comprometida con su tiempo, hablan sus imágenes de malestares contemporáneos: el de Repulsión era un feminismo emergente y violento. Y el Queen of Earth, un desquiciamiento surgido de compartir cada día más intimidad. Carol y Catherine hiperconscientes de que la máscara y el rostro están soldados, comprenden que para escapar del horror, su única vía es colocarse del lado de la locura. Un rostro es una superficie desnuda en la que todo se lee como sobre una máscara única e inamovible1.
Déborah García Sánchez-Marín
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[1] Parafraseo de la conclusión sobre Fanny y Alexander aparecido en Cine, arte del presente. Serge Daney. Santiago Arcos editor. Pág.193