Leer el rostro
*Observaciones acerca del rostro en Queen of Earth a partir de apuntes escritos por Jacques Aumont.
El rostro se encuentra en lo alto del cuerpo, fijando el lugar desde el que se ve y desde donde se es visto. En este sentido, es el lugar más inalcanzable de nuestro cuerpo, el más desconocido, el que más recreamos al verlo reflejado y después descubrimos con cierto asombro en una fotografía que alguien sacó cuando no te dabas cuenta. Ahí estás tú en la fotografía, de repente irreconocible en tu naturaleza desprevenida, y es una sensación que de extraña es más incómoda. Verte por primera vez, entender que es así cómo te ven y no cómo creías al despedirte en el espejo esta mañana. Qué susto más raro,
qué terror.
Queen of earth actúa como una deconstrucción imparable del rostro de su protagonista. Abismo preludiado por un prólogo que nos sitúa abruptamente en la intimidad de Catherine: tras el suicidio de su padre parece que el mundo acaba por derrumbarse del todo cuando su novio decide también salir de su vida para siempre. Aproximadamente tres minutos y medio en los que un primerísimo plano de Catherine irá a prevenir el resto de metraje exponiendo ya la variedad de rostros y gestos. Rostros que a veces van transformándose gradualmente, lentamente avanzando hasta llegar a ser expresión visible, naturalmente puesta ahí, vuelta fisionomía. Y otras veces irrumpen con violencia, exasperación y desprecio, desintegrando cada partícula, obstruyendo cualquier entrada de luz mientras se deja arrugar mudando cada detalle en cada facción.
Queen of earth fluye en la alternancia de un tiempo invisible. El pasado correspondiente al año anterior se cuela en el presente pudiéndose confundir ambas épocas. Se mantienen las caras de asco, las contestaciones cortantes, la tirantez en cada momento, el espacio que parece siempre estar siendo ocupado por quien no debe. Todo esto es visible y sensible, antes y ahora.
¿Puede un rostro definir el tiempo?
¿Un rostro por detrás sigue siendo un rostro?
Tomemos el rostro de Catherine como punto de quiebre temporal, como elipsis. Hace un año lucía más luminoso, con una sonrisa de labios rojos. Un rostro acompañado, besado y acariciado en contraposición al de Virginia, que difícilmente consigue desvincularse de su expresión de desagrado y repulsión, contaminando toda la atmosfera, ensuciando también el rostro claro y calmo de Catherine, que solo volveremos a ver así en el último flashback, la despedida final.
Podría dibujarse una única línea cronológica que permanece, de alguna manera, intacta por un tiempo hasta que Catherine protagoniza una aceleración en picado que llevará a Virginia y a todos nosotros hasta el desenlace, precipicio o liberación, no lo sé. Se trata de una línea temporal que a cada segundo que avanza se va impregnando de esa sensación de lo final, esa pulsión de muerte o tragedia que para mí llega a su punto álgido en el monologo roto de Catherine a Rich, prueba de su cordura, de su demencia provocada y lógica, y hasta de su feminidad única. Demostración de que no es ella lo que está pasando, sino todo lo demás. Al fin y al cabo, definición precisa de la humanidad, de esta sociedad que repugna y todo lo destruye.
¿Un rostro en primer plano sigue siendo un rostro?
Hay una escena en la que Catherine y Virginia están sentadas en el suelo. Casi coordinadas por turnos, cada una narra su historia de amor, acontecimientos de su vida que entendemos marcaron un antes y un después en sus formas de entender y ser hoy. Primero Catherine, acto seguido Virginia. Y una cámara omnipresente que se desliza de una a otra fijándose con fuerza pero sin violencia en cada rostro. Todo sobre un manto de luz extraña, iluminado y mecido por lo que pareciera ser una vela. Luz que aparece para esconderse después, ensombreciendo la expresión de las amigas. Me detengo en esta escena por ser la única que funciona como reconciliación, como momento de paz y acuerdo y al mismo tiempo la ocasión funciona como un resto opaco del que no se atisba ninguna salida. La considero un paréntesis, hasta un deseo, cierto ideal, parte de un anhelo, algo que no existe.
Esta escena, además, nos presenta de cara el juego constante en la película: la ambigüedad en el quién es quién de las amigas. La cámara se clava en Virginia mientras Catherine habla, y viceversa. Un poco como en Persona de Bergman (pese a que en esa el rostro fuese una representación de algo así como la pantalla). Alex Ross Perry crea un único personaje que se desdobla en dos (y en otros cientos). Catherine y Virginia se suben la una en la otra, se empujan y aplastan en una relación viciada, íntima y afilada pero tremendamente reciproca a su manera. Este laberinto psicológico se alimenta de dos rostros transparentes, a través de una se intuye la faz de la otra, e incluso repiten las mismas frases, se intercalan en las ironías y pierde total importancia quién dijo o quién hizo qué.
Me cuesta pensar en la estructura, en su orden, en el planteamiento, nudo y desenlace, pues me parece ésta una película tan etérea e impalpable que a mí también se me escapa de las manos. Ahora recuerdo algunos momentos que creo vienen a explicarse por sí solos:
Catherine entra a su habitación por primera vez y se detiene en un cuadro con la imagen de una calavera. Durante toda la película pinta el retrato de Virgina que irá a ocupar su cuarto ya vacío y fallecido. Virginia entra con miedo y observa su imagen en la pintura de la misma manera que lo hizo Catherine con la calavera. Los ojos de Virginia se humedecen y en el preciso instante en el que va a romper el llanto, entra la carcajada de Catherine.
He aquí la Reina de la Tierra
Pero la mujer había caído completamente por sí misma, hacia delante, sobre sus manos. […] Muy deprisa, muy violentamente, de forma que su rostro quedó entre ellas. Podía verlo, ver su forma vaciada. Me costó un esfuerzo inaudito no ir más allá de sus manos, no mirar lo que se le había caído. Me estremecí al ver así un rostro por dentro, pero tenía aún mucho más miedo de la cara desnuda, desollada, sin rostro.
El rostro descompuesto: la violencia . . .
Sofía Machain
*El rostro en el cine (Jacques Aumont, 1998)
**Los cuadernos de Malte Laurids Brigge (Rainer Maria Rilke, 1910)
***Todas las imágenes y gifs están extraídos de la película Queen of Earth (Alex Ross Perry, 2015)