Focus on: Amarillo Indio
En mi escuela de pintura todos trabajan desnudos y chillando. Yo, mientras tanto, desayuno en el bar de la esquina.
Chequeo mis tweets y entre la gente a la que sigo encuentro los dibujos de AmarilloIndio, a mí me gusta llamar a lo que hace garabatos, aunque no lo son. Ni tiene “tambler” ni tiene web, toda su obra se desarrolla allí, en esa especie de museo virtual dónde todo pasa rápido y en donde casi todo acaba siempre en la nada.
Es que era como un museo virtual, un lugar donde colgarlos, aunque nadie accediese a ellos. Los colgaba en el vacío y me gustaba la idea de que estuviesen ahí flotando1.
En esa autopista que es twitter, cuando ves un dibujo suyo, tienes que pararte, te obliga. Su trabajo tienen ese poder, te hace reflexionar. Pueblan sus creaciones personajes que casi siempre se sitúan en un punto entre lo triste y melancólico. Las frases con las que ilustra sus dibujos revelan la visión aguda de quién observa la realidad y tiene la capacidad de plasmarla. A veces es amargo, otras delirante, pero siempre es preciso. Imagino que dibuja a golpe rápido, sin pensar demasiado, esbozando a penas las figuras, concentrando en ese espacio minúsculo toda su creatividad.
Hay varias leyes que tienen que seguir. Las leyes son no pensar, no darles importancia, y que no tengan tiempo, no dedicarles demasiado. Por eso hay mucha raya, porque no sé lo que va a ocurrir. Salvo algunos casos, es la línea la que me lleva al dibujo. Incluso surge la sensación de abismo, de que no me va a salir nada2.
Algunos de sus dibujos me producen tanta angustia como alguna escena sacada de una película de Don Hertzfeldt, ahora que lo pienso ambos son sencillos y mordaces. Ambos dibujan para darte una hostia.
En toda esta maraña de imágenes y palabras, en todo ese exceso de producción de contenido, cuando existe algo que te golpea, aunque sea unos segundos, sientes que estás ante algo importante. Sé poco de él, que le gusta Vermeer, que le fascina Goya, ese señor que nunca dejará de sorprendernos. Sigo insistiendo sé muy poco de él, que tiene dos hijos y que dibuja en los bares. Sé que le pedí imágenes para ilustrar este texto y me respondió con poesía:”mi hijo de un año, lánzandome un beso“; y humor: “el culo gordo de un ejecutivo“. No puedo competir con una imagen tan grande, la del hijo, por eso le regalo a Oona, que también es una poesía.
si no colapsa el mundo, o Bilbao, (su libro) verá la luz el mes que viene. Edita Belleza Infinita.
En uno de sus tweets dice: “Una narración sin saber narrar y sin tener nada que decir. Vamos.”Supongo que no se refiere a él, porque si algo son sus dibujos son narrativos, aunque se empeñe en lo contrario. Están ligados por completo a un relato de lo cotidiano, de lo político, si se quiere, porque lo que hace y como lo hace es un remar contra corriente.
Por eso, gracias por seguir.
Déborah García Sánchez-Marín
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Notas1-2 : Extraído de La Voz de Galicia.
Nota3: Todas las imágenes Copyright ©2015 Amarillo Indio